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Cuidar la tierra: Estrategia para el Futuro de la Vida, publicado por la IUCN, el PNUMA, el WWF y múltiples colaboradores en el 1991, Es una guía práctica e ideológica sobre las políticas a adoptar y las acciones a emprender, enfocadas al compromiso profundo y mundial con la ética para vivir de manera sostenible y mantener las acciones humanas dentro de la capacidad de carga de la tierra satisfaciendo el desarrollo de la vida de todo el mundo.

Se plantean tres partes.

-          Primera parte: Propone los principios de una sociedad sostenible en los que resaltan: Conservar la vitalidad y diversidad de la tierra, un marco nacional para la integración del desarrollo y conservación y una alianza mundial.

-                 Segunda parte: Cómo implementar estos principios en empresas, industrias, comercios, cuerpos de agua, zonas forestales, tierra de cultivos y asentamientos humanos.

-          Tercera parte: Engloba las 2 primeras partes con su respectiva ejecución y actividades de seguimiento para su cumplimiento.

A su vez, los autores descalifican la definición del desarrollo sostenible de La Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (WCED); "desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las propias" y proponen su visión definiendo el desarrollo sostenible como; “mejorar la calidad de Ia vida humana sin rebasar La capacidad de carga de los ecosistemas que la sustentan”.

También comenta que el crecimiento sostenible es contradictorio, pues nada físico crece indefinidamente. Aclara que el uso sostenible solo aplica a recursos renovables y que sostenible refiere al uso rítmico que no supere la capacidad de renovación del recurso.  

Teniendo en cuenta lo anterior, vale la pena destacar, que las ideas surgieron por el uso equivocado de los recursos de una parte de la población, siendo catalogados como derrochante y opulento, que afectan a la mayoría de la población humana por exceder los límites de capacidad de carga de la tierra. Esta práctica de consumo y desigualdad era evidente ya antes de 1991 y que, en la actualidad, podemos decir, no ha cambiado mucho y que su permanencia ha generado heridas profundas en la parte desfavorecida de la población.

En la actualidad, se observa un uso generalizado, desmedido e incorrecto de la palabra sostenible, a pesar de que ya han pasado varios años desde el lanzamiento del documento. Por consiguiente, un mal uso de su concepto y desarrollo. Sin embargo, los estudiantes opinan que al concepto de “mejorar Ia calidad de Ia vida humana sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que la sustentan” se le debe agregar “sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras". 

 

 

Fuentes:

https://wedocs.unep.org/handle/20.500.11822/30976

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